Noemi López Villarpando es una mujer comprometida y excepcional. Estudió Comunicación Social en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y, a lo largo de su carrera profesional, ha trabajado en importantes instituciones.
Es madre, tiene una hija de 16 años y un hijo de 9 años con autismo. Los desafíos cotidianos solo hacen que refuerce su determinación.
Actualmente, cursa la carrera de Parvularia, como Técnico Medio en el CEA Delia Gambarte de Quezada y busca, siempre, nuevas oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal.
Noemy se describe como una mujer que no se rinde ante la adversidad. Ante cualquier problema, busca una solución. Es una persona luchadora, fiel a sus principios y objetivos.
Con una energía inagotable, nunca se queda quieta ni espera que las cosas sucedan por sí solas. Quiere ofrecer a su hija e hijo un futuro mejor y herramientas para una vida de calidad.
Jhonatan Jean Carlo Yañiquez Aquíce nació el 6 de agosto de 1993, día de la fiesta nacional de Bolivia. Es Diseñador Gráfico formado en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
Se describe como un joven apasionado, con grandes sueños y una misión clara: mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad. Cree que, con pasión, no hay límites que no se puedan superar.
Sus intereses y pasatiempos incluyen:
- Investigar tecnologías innovadoras que puedan mejorar la vida de las personas con discapacidad y fomentar su autonomía y participación plena en la sociedad.
- El dibujo artístico como una forma de alimentar su imaginación y transmitir emociones que van más allá de las palabras.
- Explorar rincones hermosos de Bolivia, disfrutar de los viajes y valorar la diversidad cultural y natural.
A través de estas pasiones, se inspira para contribuir a la construcción de un mundo más inclusivo y accesible para todas las personas, sin importar sus condiciones o capacidades.
Nació con parálisis cerebral infantil (PCI), los médicos y su familia tenían pocas expectativas sobre su futuro. Escuchaba, constantemente, la palabra “imposible”: “no caminará”, “no hablará”, no leerá ni escribirá. De hecho, su forma de sostener los cuadernos y libros parecía confirmar esos pronósticos. Pero le llaman “El Chico Imposible”, un nombre que refleja su tenacidad.
Jhonatan hoy emprende muchos proyectos y ha demostrado que todo es posible. Su historia es un testimonio de perseverancia, fe y determinación, gracias al apoyo incondicional de su madre.
Miriam Vega Laura, nació el 14 de julio de 1977 en La Paz, Bolivia. En su proceso de formación, decidió estudiar Ciencias de la Educación en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), en la que se graduó con distinción.
Su pasión por la inclusión y los derechos humanos la llevó a convertirse en una activa defensora de los derechos de las personas con discapacidad. A lo largo de su carrera, ha trabajado con diversas organizaciones y fundaciones dedicadas a la temática.
Es activista y ha participado en campañas y proyectos de sensibilización sobre el acceso igualitario a la educación, la salud y el empleo para las personas con discapacidad, desafiando estereotipos y promoviendo la inclusión. Para ella es importante el empoderamiento para ser agentes de cambio en las comunidades.
Miriam también es autora de publicaciones sobre educación inclusiva dirigida a estudiantes con discapacidad en La Paz. A través de estos textos, comparte estrategias y recursos que facilitan la creación de un entorno educativo accesible y equitativo. Su obra ha sido ampliamente reconocida a nivel nacional, consolidándola como una voz influyente en el ámbito.
Es una ferviente defensora de los derechos de las mujeres y cree firmemente en el poder transformador de la educación y la conciencia social. Participa activamente en iniciativas que buscan empoderar a las mujeres jóvenes con discapacidad a través del desarrollo personal.
Hoy en día, Miriam sigue inspirando a muchas personas con su participación en proyectos relacionados con la inclusión y los derechos humanos; así como con sus aportes a la construcción de un mundo justo para todas y todos.
El hecho de que, desde los 4 años, enfrentara dificultades con la retina, las que progresaron hasta llevarla a la pérdida total de la visión, no fue un obstáculo, sino en una fuente de motivación para alcanzar sus metas.
Víctor Romario Llaves Quispe, nació en Lagunillas, al norte de La Paz. Desde muy pequeño, mostró un gran interés por el estudio, en sus momentos libres, se dedicaba al dibujo de caricaturas.
A los 12 años, le diagnosticaron hipoacusia bilateral y, paralelamente, una grave enfermedad le ocasionó la pérdida temporal del habla e inmovilidad corporal. Pese a su recuperación, las secuelas fueron significativas: perdió aún más la audición y desarrolló baja visión y ceguera nocturna.
Víctor, aunque continuó en un colegio regular, tres años después, perdió totalmente la audición de un oído; con ello abandonó sus estudios con una reclusión y aislamiento de dos años en su casa.
En 2011, ingresó a un centro especial en el que conoció a otros jóvenes con discapacidad auditiva. Ahí aprendió la Lengua de Señas Boliviana (LSB) y, a partir de esa experiencia, comenzó a involucrarse activamente en la lucha por los derechos de las personas con discapacidad y la promoción de la educación inclusiva como un modelo de implementación en el país.
También fue cofundador de la Asociación de Hipoacúsicos de La Paz, se formó como docente y se especializó en la enseñanza de la Lengua de Señas Boliviana. Su compromiso, le convirtió en Secretario de Educación en la Asociación de Sordos de La Paz. Su activismo le permitió obtener una beca para formarse como líder latinoamericano en la promoción de los derechos de las personas con discapacidad.
Actualmente, Víctor es Secretario de Asuntos Sociales y Laborales en la Federación Boliviana de Sordos, trabaja en un centro especial en la ciudad de El Alto y ofrece talleres en diversas universidades e institutos sobre educación inclusiva y Lengua de Señas Boliviana.
Su sueño es vivir en un país y un mundo totalmente inclusivos.